La idea de Rumbo FM surgió como un sueño silencioso que poco a poco se convirtió en una pasión imparable. Desde mis primeras experiencias, comprendí que la radio es mucho más que música: es compañía, es conversación, es un puente entre historias y emociones. Cada amanecer escuchando canciones y voces que llenaban los hogares me inspiraba a querer crear un espacio propio, donde las personas pudieran sentirse escuchadas, acompañadas y motivadas.
Al principio, todo era sencillo: un micrófono prestado, una computadora antigua y un entusiasmo que no cabía en mi pecho. No importaban los recursos; lo que verdaderamente contaba era la intención de conectar con cada oyente, de transmitir alegría, esperanza y cercanía. Cada programa fue un aprendizaje.